Una historia danesa no apta para cardiacos

Profanación es la segunda parte de Los casos del Departamento Q (la primera, estrenada hace un par de meses, fue Misericordia). Dirigida por el danés Mikkel Norgaard, la historia se inspira en el best-seller del mismo nombre de Jussi Adler-Olsen.El guión es una adaptación, obra de Nikolaj Arcel.

En la película están presentes todos los elementos típicos del thriller policiaco: la base de la historia se configura a partir del tantas veces repetido esquema ‘detectives investigan caso no resuelto’. La pareja encargada de la investigación la encarnan Fares Fares y Nikolaj Lie Kass. Este último, cuyo nombre en la historia es Carl Morck, es el detective protagonista, personaje configurado desde el estereotipo manido: el de un malhumorado Doctor House, tipo duro que en el fondo tiene su corazoncito; un Humphrey Bogart, vaya. Este personaje es un ser atormentado y el espectador no termina de entender por qué, aunque, para el argumento, esta información no es imprescindible, sí resulta un tanto exagerado el aura de malditismo.

El caso no resuelto es el del asesinato de dos hermanos adolescentes en los años 90. El padre de los hermanos, ex policía, continuó la investigación por su cuenta, hasta que, tras su muerte, esta llega a manos del Departamento Q. Detrás de este asesinato, aparentemente resuelto, se esconden una verdad aterradora y un entramado de corrupción: todo parece apuntar a dos de los hombres más poderosos de Dinamarca.

La investigación, contada en tonalidades oscuras y sórdidas-y ambientada a menudo en los ámbitos del hampa-, al tiempo que nos va conduciendo a estos peces gordos, alterna con recurrentes flashbacks, contados en una atmósfera de tonalidad más luminosa, la de los 90, años en los que los sospechosos eran adolescentes que vivían en un internado para la jet set del país. Esta trama paralela adopta la forma y temática del drama adolescente; el tono es el de Crepúsculo pero con los añadidos de violencia y sadismo; esta pandilla de niños ricos se asemeja, en sus prácticas, a la banda de La Naranja Mecánica, con la diferencia del elemento melodramático de «la historia de amor» entre la única chica del grupo y el más malo de todos. Este ingrediente es temáticamente importante, pues precipitará los acontecimientos que conducen a un inesperado final.