Madre e hijo
Luz de mis ojos Muchos mares y ríos atravesaré En tu tierra de nuevo me encontrarás Torbellinos y tempestades cabalgaré Entre rayos volaré para tenerte… …cantaba Gianna Nannini en la […]
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Luz de mis ojos Muchos mares y ríos atravesaré En tu tierra de nuevo me encontrarás Torbellinos y tempestades cabalgaré Entre rayos volaré para tenerte… …cantaba Gianna Nannini en la […]
Muchos mares y ríos atravesaré
En tu tierra de nuevo me encontrarás
Torbellinos y tempestades cabalgaré
Entre rayos volaré para tenerte…
…cantaba Gianna Nannini en la canción Meravigliosa creatura, la misma que baila Cornelia, la protagonista de este drama repleto de ímpetu y dolor, al final de la fiesta de su cumpleaños. Al poco de comenzar Madre e hijo ya conocemos los motivos para la infelicidad que sufre esta mujer perteneciente a la clase alta de Rumanía. Arrastra una relación patológica con el hijo, un treintañero cada vez más fuera del círculo trazado por la sobreprotección de la madre. Cornelia lucha contra la ruptura definitiva y se entiende entonces el sentido dado a la canción cuando la canturrea.
Y un día llega ese desafío que sirve para demostrar, ante todos y principalmente ante aquel que no la entiende y que la menosprecia, ante el hijo que intenta cortar el último lazo, el amor de una madre y cuánto le conviene al vástago la vuelta al nido, al lugar donde nunca le dañaran. Todo sea por él, sin lugar a dudas, y por el intento final de no perderlo ahora que afronta un momento especialmente difícil tras verse involucrado en un fatal accidente.
Durante ciento doce minutos hay análisis cámara al hombro, sin despegarse de los personajes, encima de los mismos y casi diríase transformada en microscopio sobre un fragmento de tragedia. El estudio por un lado recoge un país y un tiempo concretos – la Rumania actual donde aún resalta tanto el contraste entre lo Alto y lo Bajo- y por otro apuntala la mirada sobre comportamientos familiares tal vez ligados a sociedades de la antigua Europa comunista.
El film reúne a parte del quién es quién dentro de la Nueva Ola rumana. Tenemos a Calin Peter Netzer, un realizador que con su tercer largo alcanza un puesto destacado en las filas del grupo, también a Razvan Radulescu (guionista, por ejemplo, de La muerte del señor Lazarescu y Martes después de Navidad, asesor en 4 meses, 3 semanas, 2 días) o a Luminia Gheorghiu, presencia habitual en las películas de la corriente, actriz enorme que consigue aquí, según la productora Ada Solomon, “una de las interpretaciones más impresionantes de la historia del cine rumano”.
La intérprete aporta todos los ángulos – miradas, arrogancias, desvelos, sinsabores, incomprensiones – que su personaje requiere, desdoblándose como figura representativa del conflicto social y primordial en el familiar. Ambos ámbitos trascurren en paralelo hasta las secuencias últimas, un punto de encuentro donde confluyen. Un territorio donde el dolor lacera. Un infierno que desgarra a las personas al obligarlas a afrontar las tragedias y por el cual las hermana.
Al final la pantalla funde a negro y vuelve el mismo tema en distinta versión, la fiereza atemperada…
…Luz de mis ojos brilla sobre mí
Quiero mil lunas para acariciarte
Cuelgo de tus sueños y te vigilo
No te despiertes, no te despiertes
No te despiertes… todavía
MADRE E HIJO
Dirección: Calin Peter Netzer
Intérpretes: Luminita Gheorghiu, Bogdan Dumitrache, Florin Zamfirescu.
Género: drama. Rumania, 2013.
Duración: 112 minutos.
rep.