Recuperar los orígenes de Pixar

Yago Paris


En los últimos años, Pixar ha centrado su producción en el lanzamiento de películas tremendamente ambiciosas, con las que habla de grandes temas de la existencia. Del revés (2015) probablemente sea el ejemplo más claro, al que le siguen la muy similar Soul (2020) o Toy Story 4 (2019). En todos estos casos estamos ante filmes que condicionan la capacidad de las imágenes para fascinarnos, en favor de unas narraciones tan abigarradas que convierten lo pretendidamente complejo en simplemente complicado. En esta nueva etapa —cuyo inicio se podría datar a partir de la producción de Up (2009)—, estas han sido, en realidad, las grandes obras del estudio de animación, en lo que a expectativas por parte de los creadores y repercusión en la audiencia se refiere. En paralelo ha ido desarrollando otro tipo de filmes, en los que se asume de entrada que se está ofreciendo un producto menor, lo que a la postre permite que el estudio vuelva a sus orígenes: narraciones directas y sencillas, que permiten que la atención se coloque en la construcción de las imágenes. Es el caso de El viaje de Arlo (2015), Onward (2020) o el estreno más reciente de la compañía, Luca (2021).

La última entrega de Pixar es el debut en el largometraje de Enrico Casarosa. La historia transcurre en su Italia natal, en un pueblo costero de aspecto tradicional, donde la actividad principal no es el turismo, sino la pesca. Aquí se localizan dos mundos: el nuestro, y el submarino, al que pertenece el protagonista del filme, Luca. El joven pertenece a una especie anfibia que adopta un aspecto marino al entrar en contacto con el agua y una apariencia humana cuando su piel se seca. Esta premisa permite que el joven explore el mundo humano, haciéndose pasar por uno de ellos, dando lugar a un sinfín de situaciones cómicas basadas en el miedo a ser descubierto y en las estridencias de un ser que desconoce los pequeños detalles de la cotidianidad humana —por ejemplo, algo tan simple como saber utilizar un tenedor—. 

El filme no aspira a contar más que una historia sobre la aceptación de la otredad, algo que es posible al comprender que lo que nos une es mucho más que lo que nos separa. Gracias a una premisa tan sencilla como su subtexto, el grueso del metraje se centra en el desarrollo de los escenarios y la gestualidad de los personajes por un lado, y de las situaciones cómicas y el ritmo del gag por otro, obteniendo resultados dispares. A pesar de que comienza con fuerza, retratando el mundo submarino como un pueblo rural prácticamente idéntico al humano, el diseño de los personajes y el trazo de sus emociones es tan pobre como los de la insulsa Onward. Por el contrario, el ritmo de la comedia es por momentos excelente, con un gran sentido del dinamismo en el gag visual, lo que recuerda a esa gran obra olvidada de Pixar que es El viaje de Arlo. Desde el punto de vista de la ambición del proyecto, Luca es un filme menor, y sus resultados artísticos son discretos, pero, ante dos propuestas tan flojas como esta y la también reciente Soul, que pertenecen a modelos creativos opuestos, quien esto escribe tiene claro cuál de los dos utiliza mejor la expresividad animada.



 

LUCA

Dirección: Enrico Casarosa.

Reparto: Jacob Tremblay, Jack Dylan Grazer, Emma Berman, Saverio Raimondo, Maya Rudolph, Marco Barricelli, Jim Gaffigan, Peter Sohn.

Género: comedia. Estados Unidos, 2021.

Duración: 95 minutos.


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