El sueño americano de Milos Forman

Jesús Cuéllar


Al principio de Forman Vs. Forman, el director checo Milos Forman, afincado desde finales de la década de 1960 en Estados Unidos, confiesa que es muy poco dado a autoanalizarse y que le horrorizan quienes lo hacen constantemente. Sin embargo, aunque esa parezca ser la premisa del documental y de su protagonista, el resto del metraje se dedica a repasar la obra de este cineasta, observándola exclusivamente desde su propio punto de vista, a partir de sus recuerdos y también de sus propios análisis, aunque sean más escuetos de lo deseable.

De este modo, una carrera y una vida tan pródigas en avatares personales y profesionales como la de Forman (la muerte de sus padres en campos nazis, su infancia en familias de adopción e internados, las primeras obras bajo la dictadura comunista, su exilio norteamericano, las dificultades de adaptación al nuevo contexto,  la imposibilidad de ver durante años a sus hijos y los éxitos en Hollywood) acaban resumidas en 78 minutos que, en cierto modo, dicen más por lo que esquivan que por lo que cuentan.

Este documental, hecho con demasiada veneración por sus autores, los documentalistas checos Helena Třeštíková y Jacub Hejna, en nada contradice a Forman y prácticamente no contextualiza ni amplía la información que da de sí mismo y de su obra (por ejemplo, los demás miembros de la llamada «nueva ola checa» apenas existen, y parece que sólo él, con su apuesta por un realismo de influencia neorrealista italiana, opuesto al «realismo socialista», constituye el movimiento entero). El director checo nacionalizado estadounidense se quiere presentar como alguien que ha abrazado en gran medida los valores sociales y económicos de su patria de adopción (siempre es preferible la presión del público a la de los burócratas, afirma).

Sin embargo, y esto es algo que Forman Vs. Forman, una vez más, sólo deja entrever, igual que Pedro el negro, Los amores de una rubia o ¡Al fuego, bomberos!, sus principales obras en territorio checo, denunciaban, con importante carga satírica, el tedio y la falta de horizontes en la Europa comunista, sus cintas hollywoodienses, entre ellas algunas de las de más éxito, presentan la lucha del ser humano (principalmente masculino) contra un sistema, el estadounidense, empeñado en someterlo por todos los medios. Así se aprecia en Alguien voló sobre el nido del cuco, Ragtime, Hair o El escándalo de Larry Flint, historias de antihéroes norteamericanos que se sitúan, por una u otra razón (racial, mental, política, social), en los márgenes y en contra del discurso dominante. Incluso en Amadeus, su mayor éxito comercial, Forman retrata a un Mozart que, un tanto caricaturizado, se enfrenta a poderes de todo tipo (religiosos, políticos, familiares), que quieren cercenar su libertad y domar su talento. Además, la película se las arregla para colarle a la industria cinematográfica norteamericana una ambigua y fáustica historia que hoy día tendría difícil encaje en el mainstream de Hollywood.

Forman, siempre crítico con el régimen comunista, atribuye su interés en ese tipo de personajes e historias a sentimientos profundamente arraigados en él desde su niñez, como el deseo de rebelarse contra la humillación o la voluntad de zafarse de las imposiciones externas. Pero sobrevuela sin apenas tocarlos los años, seguramente de profunda depresión, que pasó en el Chelsea Hotel neoyorquino después del estrepitoso fracaso de su primera película en territorio estadounidense¸ Taking Off (1971). Fue en esa época cuando decidió que ya no podría escribir ningún guión más, porque vivía en un país en el que no se hablaba su lengua materna y donde ni siquiera había pasado su infancia.

Al final del documental, Forman, ya mayor y con una nueva familia en territorio estadounidense, se confiesa por fin «enraizado» en su país de acogida, pero es evidente que el «sueño americano» de este hijo de los sufrimientos de la Segunda Guerra Mundial no fue un camino de rosas. Forman Vs. Forman atisba todo ese trasfondo, pero quizá un respeto mal entendido hacia el cineasta le impide profundizar realmente en las claves de una obra diversa y, en ciertos sentidos, heterodoxa, a pesar de su en ocasiones clamoroso éxito de público.


Puedes ver FORMAN VS. FORMAN en Filmin entre el 30 y el 31 de mayo

Puedes ver el festival DOCSBARCELONA 2020 en Filmin



 

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