Kiki, el amor se hace
El morbo de la sexualidad freak Sexo y comedia van de la mano. De lo más sutil a lo más burdo, las referencias a lo sexual encuentran en el humor […]
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El morbo de la sexualidad freak Sexo y comedia van de la mano. De lo más sutil a lo más burdo, las referencias a lo sexual encuentran en el humor […]
Sexo y comedia van de la mano. De lo más sutil a lo más burdo, las referencias a lo sexual encuentran en el humor un terreno fértil donde cosechar carcajadas. Y es que la comedia es verdad y es dolor, pero también es tabú. Los asuntos de cama son uno de los mayores temas de interés en lo mental, pero de los menos manifestados verbalmente. Hay interés, pero todavía mayor presión social, de ahí que esta se libere mediante la risa al exponer estos asuntos de manera directa en todo tipo de obras, en absoluto limitadas al audiovisual. Pero la comedia tiene límites, y estos los marca la mentalidad del público objetivo al que se dirija. Estas condiciones, aplicadas al tema sexual, ponen de manifiesto los enfoques que la sociedad acepta, un reflejo de las conductas sexuales moralmente aprobadas. Las bromas más habituales abordan la lucha de sexos, el egoísmo en las relaciones sexuales, la infidelidad y demás situaciones cotidianas que, quizás debido a esta condición, se aceptan por entenderse como el reflejo de la vida misma.
Hay aspectos de la sexualidad que no interesa tocar. Ya sea por considerarse como perversas, extrañas, o incomprensibles, infinidad de parafilias existen pero pasan desapercibidas en el grueso de la producción cinematográfica, o, lo que es peor, se abordan desde la mirada condescendiente o conservadora que las entiende como enfermedades de las que alejarse. Es en este punto del estado de la cuestión donde Paco León se calza las botas de intrépido aventurero y zarandea a su público con su nueva obra, KIKI, el amor se hace, un alegato en favor de la rareza sexual que demuestra su inteligencia al abordar el tono y el tratamiento de los diferentes desvíos en lo que a apetencias eróticas se refiere. Su retrato de las diferentes parafilias demuestra conocimiento de causa, respeto y tacto, sin que nada de ello interfiera en la consecución final de su objetivo, que es provocar un mar de carcajadas.
El director español combina ambas vertientes y divierte con inteligencia, gracias a un fondo rico en matices y a una forma que no se conforma con el gag verbal e incluye el visual en su repertorio. La única pega que se le puede poner a la tercera película de Paco León quizás sea las líneas rojas que autoimpone a su proyecto. Su interés por romper con lo establecido carece de verdadera transgresión, y, aunque abrace la rareza con pasión, no existe la menor intención de incomodar. Sin embargo, aunque este paso final resulta clave a la hora de alcanzar la excelencia, sería injusto castigar a una obra por no dar lo que en ningún momento promete. Es preferible aceptarla como lo que es, un divertimento inteligente que se atreve con lo diferente y que trasciende la comedia sexual con la turgencia de su erotismo desenfadado.
KIKI, EL AMOR SE HACE
Dirección: Paco León
Guion: Paco León y Fernando Pérez
Intérpretes: Paco León, Álex García, Natalia de Molina, Belén Cuesta, Luis Callejo, Candela Peña, Luis Bermejo, Alexandra Jiménez, David Mora
Género: comedia. España, 2016
Duración: 100 minutos